En un mundo obsesionado con el “más” y el “tener”, inculcar valores como la austeridad, la responsabilidad y la solidaridad en las nuevas generaciones es crucial. Descubre cómo educar a los niños y jóvenes a vivir una vida más austera y basada en la fe. 

En la actualidad, nos encontramos inmersos en una sociedad consumista donde el “más” y el “tener” se han convertido en valores predominantes. Las compras impulsivas, la presión por seguir las últimas tendencias y la constante publicidad dirigida a los niños y jóvenes, fomentan un estilo de vida que puede tener consecuencias negativas tanto a nivel personal como económico y social.

Es por ello que resulta fundamental inculcar a las nuevas generaciones valores como la austeridad, la responsabilidad y la apreciación de lo simple. Educar a los niños y jóvenes en el consumo responsable y consciente puede tener un impacto positivo en su desarrollo personal, económico y social, permitiéndoles vivir una vida más plena y significativa.

Cifras alarmantes sobre el consumismo en niños y jóvenes

En un mundo dominado por la publicidad y el marketing, los niños y jóvenes se encuentran constantemente expuestos a mensajes que promueven el consumo excesivo de bienes y servicios. Esta situación ha generado un problema preocupante: el consumismo infantil y juvenil.

  • Según un estudio de la UNICEF, el 70% de los adolescentes de entre 13 y 19 años en América Latina y el Caribe considera que la imagen personal es muy importante, y el 56% cree que la ropa y las marcas son fundamentales para definirla. 
  • Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid reveló que el 80% de los niños españoles entre 6 y 12 años piden a sus padres juguetes que han visto en la televisión. 
  • En México, un estudio del INEGI encontró que el 40% de los niños entre 6 y 12 años posee un teléfono móvil propio y el 25% tiene acceso a internet en su habitación. 
  • Las redes sociales también juegan un papel importante en el fomento del consumismo. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que los adolescentes que pasan más tiempo en redes sociales tienen más probabilidades de comprar productos impulsivamente y de estar insatisfechos con sus posesiones. 

 

Las consecuencias del consumismo:

El consumismo excesivo en niños y jóvenes puede tener graves consecuencias, tanto a nivel individual como social:

  • Impacto en la salud mental: El consumismo puede generar ansiedad, estrés, baja autoestima y depresión en los niños y jóvenes.
  • Problemas financieros: Los niños y jóvenes que crecen con la idea de que necesitan comprar constantemente para ser felices pueden tener dificultades para administrar su dinero en el futuro y caer en deudas.
  • Daño al medio ambiente: La producción y el consumo excesivo de bienes y servicios tienen un impacto negativo en el medio ambiente, generando contaminación, agotamiento de recursos naturales y cambio climático.
  • Pérdida de valores: El consumismo puede fomentar valores como el materialismo, la superficialidad y la competencia, en detrimento de valores más importantes como la solidaridad, la responsabilidad y la honestidad.

¿Qué podemos hacer?

Te ofrecemos 7 consejos prácticos para enseñar a los niños y jóvenes a vivir una vida más austera:

 

  1. Enseñarles a vivir una vida de fe en Dios: 
    1. Hablarles sobre la importancia de la fe en Dios y cómo esta puede guiarlos en la toma de decisiones responsable en su vida. 
    2. Enseñarles que Dios provee para sus necesidades y que no es necesario depender únicamente de los bienes materiales para ser felices y satisfechos.
    3. Fomentar la práctica de valores como la honestidad, la integridad y la solidaridad, que son fundamentales para una vida plena y significativa en comunidad.

 

  1. Fomentar la empatía y la solidaridad hacia los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad: 
    1. Enseñarles sobre la realidad de muchos niños y jóvenes que viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza, careciendo de acceso a necesidades básicas como alimentación, educación y vivienda. 
    2. Motivarlos a participar en actividades de voluntariado y servicio comunitario, donde puedan ayudar a otros y comprender mejor las dificultades que enfrentan las personas menos favorecidas. 
    3. Fomentar la donación de ropa, juguetes y otros artículos en buen estado a organizaciones que trabajan con niños y jóvenes en situación de riesgo.
    4. Enseñarles el valor de la compasión y la generosidad, y cómo estas virtudes pueden contribuir a construir un mundo más justo y equitativo.

 

  1. Enseñarles a valorar el dinero y a no gastarlo impulsivamente: 
    1. Explicarles que el dinero no es fácil de conseguir y que debe gastarse con prudencia. 
    2. Ayudarles a diferenciar entre necesidades y deseos, y a priorizar las primeras. 

 

  1. Fomentar actividades que no impliquen gastos: 
    1. Como jugar en la naturaleza, leer libros o hacer manualidades. 
    2. Enseñarles a valorar los objetos que tienen y a cuidarlos. 
    3. Motivarlos a reutilizar, reparar y reciclar en lugar de comprar cosas nuevas.

 

  1. Ser un ejemplo para ellos viviendo una vida austera y coherente con los valores que se les inculca: 
    1. Los niños y jóvenes aprenden principalmente por observación, por lo que es fundamental que los adultos les sirvan como modelo a seguir.
    2. Vivir una vida austera y responsable no significa renunciar a la diversión o a las experiencias agradables, sino hacerlo de manera consciente y sostenible.
  2. Enseñarles el valor del trabajo y el esfuerzo: 
    1. Explicarles que los bienes materiales se obtienen a través del trabajo y el esfuerzo, no solo a través del dinero fácil o las compras impulsivas.
    2. Animarlos a participar en actividades como ayudar en casa o realizar pequeñas tareas, para que aprendan a valorar el trabajo y la recompensa que este trae consigo.

 

  1. Inculcar la gratitud y la apreciación por las cosas simples: 
    1. Enseñarles a ser agradecidos por las cosas que tienen, incluso las más pequeñas, en lugar de enfocarse en lo que no tienen o lo que desean. 
    2. Motivarlos a apreciar la belleza y el valor de las cosas simples de la vida, como la naturaleza, la familia y la amistad. 
    3. Fomentar la práctica de la generosidad y el compartir con los demás, para que comprendan la importancia de dar y recibir, no solo de acumular bienes materiales.

Vivir una vida austera, responsable y con fe en Dios no solo beneficia a los individuos y sus familias, sino que también contribuye a un mundo más justo, sostenible y compasivo.

Es importante recordar que la felicidad no se encuentra en la acumulación de bienes materiales, sino en la valoración de lo simple, la práctica de valores como la responsabilidad y la solidaridad, y en la fe en que Dios provee para nuestras necesidades.

 

Llamado a la acción:

REMAR trabaja incansablemente para brindar apoyo y protección a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad en todo el mundo. A través de sus programas de alimentación, educación, atención médica y formación en valores, REMAR ofrece una esperanza de vida mejor a miles de niños y jóvenes que han sido olvidados por la sociedad.

Tú puedes ser parte de esta transformación. Te invitamos a colaborar con REMAR, juntos podemos construir un mundo donde todos los niños y jóvenes tengan la oportunidad de vivir una vida digna y plena.