En el año 2000, los jóvenes de REMAR Paraguay empezaron a visitar a los más abandonados de la cárcel de Tacumbú, los voluntarios desechados en medio de los desechados, la gente más conflictiva y marginada arrojada fuera de los pabellones.
Poco a poco el trabajo se fue consolidando y, en vista de los buenos resultados por el cambio espectacular de estos jóvenes atendidos, la dirección de la prisión concedió a REMAR regentar un pabellón completo para atender a 400 presos en el que se guardarían las mismas reglas y condiciones que rigen las comunidades de REMAR: “No” absoluto a drogas, alcohol y tabaco, deseo de cambiar de vida, respeto los unos para los otros, asistencia a las reuniones de oración y lectura de la Biblia. A cambio, la vida en el módulo es digna, no hay violencia ni robos, se preocupan de las necesidades de los unos y los otros, y se les ayuda a gestionar sus causas para poder salir a cumplir en los centros REMAR Paraguay o su pronta reinserción en la sociedad. Actualmente REMAR dirige ya dos pabellones para 800 presos en esta prisión.