Reflexion de Samuel Santiesteban, desde Remar Belize.

Ser moral no implica amar a Jesús

Por Samuel Santiesteban.

He tenido el gozo y el privilegio de visitar el ministerio Remar en cinco países del mundo. Y creo que si Dios me permitiera salud, dinero y tiempo lo seguiré haciendo en la medida de mis posibilidades.
Este ministerio no es perfecto. Ninguno lo es. Y no estoy nada fanatizado por ellos. Creo que he ido poniendo bastante los pies en la tierra después de tantas luchas y feas experiencias en la Viña del Señor y espero poder seguir descubriendo la belleza de lo que es Remar Internacional.
Cada país, cada obra de estas en el mundo tiene un sección a la cual ellos llaman la Primer Fase. Esto consiste de una finca alejada a varios millas de las ciudades y de los medios de comunicación y de transporte. Este ministerio trata con esta estrategia de separar a estos hombres de las conexiones posibles con las terribles adicciones que han estado manejando sus vidas.

La finca, es el lugar más terrible donde estar. No solo por el tipo de gente que alberga sino también porque por lo general las condiciones de vida e higiene no son tan fáciles, Remar todavía lucha y batalla en cada país por levantar fondos y mejorar cada día mas el nivel de vida de sus instalaciones.
Allí, es donde mas difícil es permanecer, allí es donde más difícil es convivir, pero allí es donde más sincero y autentico encuentras el servicio a Dios. Es que los chicos con como digitales, (esto para los q entienden algo de electrónica) allí casi que no hay lugar para el hipócrita, el religioso o el farsante. Me encanta estar con ellos. Son una audiencia increíblemente diferente a las de las iglesias modernas. Los hombres son quebrantados, hambrientos de sed de justicia, destrozados, desprovistos, y deseos de un re-encuentro con Dios o bien son rebeldes, odiosos, llenos de rabia, de rechazo, de rebeldía, de brazos cruzados, serios, incrédulos y arrogantes.
Es que no hay comparación con los hermanos y las hermanas de los templos. Allí se cultiva mucho la hipocresía y la falsa religiosidad. Allí las sonrisas fingidas están a flor de piel, los abrazos forzados son pan de cada día, y las liturgias religiosas dan rienda suelta para mostrar falsas apariencias.
En las fincas de Remar, me gozo mucho con los pocos que me prestan atención. Aquellos a los cuales las palabras del evangelio aplican “a buscar y salvar lo que se había perdido” “a dar vista a los ciegos” “para los que están cargados y trabajados”.

Es que en esta primera fase de Remar no hay conceptos analógicos en lo que a disposición del corazón se refiere. Allí estas quebrantando en la presencia de Dios o estas rebelde como un acero, que no puedes penetrar con nada, y tienes que dejarlo todo en las manos de Dios. No es el tiempo tuyo, Dios tiene su tiempo para tocar los corazones de aquellos que El quiere salvar.
Ser moral no implica amar a Jesús. Oh! Cuanta gente criminal, pandilleros, asaltantes de caminos, ladrones, homosexuales, drogadictos, alcohólicos, prostitutas, he visto quebrantados ante la presencia misma de Dios. Anhelando con todas las fuerzas de su corazón poder salir de ese tipo de vida, suplicando auxilio al cielo, rogando por un destello de la Gracia de Dios, para que puedan tomar fuerzas y renovar sus vidas en una nueva sintonía con el Padre de las luces.
Es que las lágrimas, el gemir, la plegaria de los pecadores tiene una autenticidad tan increíblemente incomparable a la falsa apariencia de los religiosos modernos.

Esta es la actitud que debe haber captado el santo espíritu de Cristo, en las escenas del mujer samaritana, la adultera, la que enjuagaba sus pies con sus lágrimas, el ladrón de la cruz, las lágrimas de Pedro cuando el gallo canta. Es que a Dios no le importa la vida moral, es que Dios no mira lo que tu y yo miramos, es que Dios tiene un láser divino e incomprensible para escudriñar el corazón de quienes El sabe que le aman.
Es muy fácil juzgar, es muy fácil atacar, condenar, lanzar juicios y dictámenes a los desechados de las calles, a los vagabundos, a los enfermos mentales, a los homosexuales, a las prostitutas, a los pandilleros, a los criminales…Es fácil mandar a matar, es difícil muy duro, amar y perdonar.
No todos tenemos el mismo sistema nervioso, no todos somos fuertes ante situaciones difíciles, no todos estamos capacitados para los retos que la vida nos prepara de sorpresa, no todos tenemos los mismos trasfondos de nuestra infancia (que asientan toda nuestra personalidad) no todos somos iguales y hay que hacer un alto, un descanso, una reflexión y pensar cuando veamos a unos de estos marginados por la sociedad, porque no sabemos cuánto habrá detrás de cada alma, de cada ser, que en esas condiciones esta.
Habremos de tener misericordia, habremos de tener piedad, porque tampoco sabemos si El de nosotros, la tendrá.
Habremos de llenarnos de amor, por aquellos que no tienen una vida moral, aun así, desprovistos de esto, ellos cantan los himnos de la cristiandad con más pasión, con más corazón, con más emoción, con más quebrantamiento que las catedrales de cristal.

Ojala que esto nos sirva para reflexionar, ojala que estos viajes turísticos, si así tú le quieres llamar, algo de bien a mi alma dan. Y aun con mis imperfectas letras. también algo de bueno, a ti te pueden dejar. “Jesús, El Salvador, vino a buscar a los perdidos, a salvar  a los que le aman de todo corazón, aunque no sean perfectos”.

Un abrazo, desde Belize City to Mexico Samuel Santiesteban.