Descubre la vida comunitaria en REMAR, una gran familia que brinda esperanza a los más necesitados.

REMAR un colectivo de  más de 70,000 personas distribuidas en 70 países, compartiendo recursos y valores para brindar apoyo y esperanza a los más necesitados. Descubre la vida comunitaria de REMAR, una gran familia que comparte la vida en unidad y sencillez de corazón. 

VIVIMOS EN COMUNIDAD

 

¿Cómo vivimos?                                                                                                        

En Remar, la forma de vida es comunitaria, libre y voluntariamente, para los que escogen ser parte de sus hogares  e implica una convivencia diaria entre los beneficiarios y voluntarios, entre los responsables de cada hogar y proyecto, compartiendo según la necesidad, capacidad y fidelidad de cada uno, no faltando nada a ninguno, para su desarrollo integral del cuerpo, alma y espíritu. 

 

¿Por qué vivimos en comunidad?

La gran necesidad de los más débiles, huérfanos, mujeres maltratadas, ancianos abandonados en las calles de las ciudades de algunos países, comedores, la escasez de alimentos en prisiones y barrios deprimidos o los grandes problemas de los que han caído en diferentes trampas, como las drogas, alcoholismos y un largo etc., desarrolló entre nosotros la vida comunitaria de forma sencilla y natural, como algo práctico, necesario y consecuente, al vivir y compartir con ellos el mensaje evangélico.

Al orar el Padre Nuestro con sinceridad, nació en nosotros el deseo de buscar el reino de Dios y su Justicia y, viendo el ejemplo de los primeros cristianos contado en el libro de los Hechos, (Hechos 2, 44) tomamos, como familia, la decisión de aquellos primeros discípulos de Cristo de compartir nuestros medios económicos y propiedades para poder ayudar y alcanzar a los más desamparados. Este libro al narrar la vida de aquellos hombres, afirma que no había ningún necesitado entre ellos, aunque eran más de 120.000 en Jerusalén, con este estilo de vida, antes de la diáspora cristiana. 

A lo largo de los siglos, siempre ha habido movimientos cristianos que han tomado la decisión de compartir sus posesiones y vivir de forma comunitaria, en nuestros días, no se hace necesario el hábito de tela áspera y dura y, tampoco fue un mandato obligatorio el celibato para ser útiles y consagrados. 

Esta vida comunitaria de nuestros tiempos, busca primeramente el reino de Dios y su justicia,  experimentando la consecuencia de este mandato: “ Todas las demás cosas son añadidas” y así funciona, Dios nunca se queda con deuda hacia lo que le entregamos, pues provee todo lo necesario para la familia, y aunque ésta se agrande a límites insospechados, la multiplicación de los panes  y los peces se hace una realidad diaria, aportando los medios para el desarrollo integral, tanto de los núcleos familiares, de los célibes y de los que por la necesidad se añaden, recibiendo la  misma compasión y solidaridad hoy,  que la manifestada por  Cristo hace dos mil años en las orillas del mar de Galilea. 

Hechos 2:44 dice “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en  el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

Ventajas de la vida comunitaria

Viviendo en comunidad, se economizan los costos, pudiendo así, acoger y ayudar a miles que por sí mismos, no podrían alcanzar una vida digna.  (Cuando los hermanos trabajan juntos, hasta las montañas se convierten en oro). Proverbio chino.

Al  ver este ejemplo de los principios, muchos, de forma voluntaria y altruista han tomado para sí esta decisión de vida, en la que  todos los miembros, del primero al último, escogen la sencillez, no faltando nada necesario, sin lujos ni despilfarros, mientras, todos colaboran activamente para el bien común, teniendo la gran satisfacción de que su trabajo, sea cual sea, desde el más humilde al más sofisticado, es útil para dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, llevar comida a los presos, medicina al enfermo. etc… Mateo cap.25.

El aprovechamiento de los diferentes talentos de los voluntarios, ha permitido desarrollar empresas y trabajos que con sus beneficios sostienen la ayuda social de Remar en los países en los que se desarrolla.

Podemos decir con gratitud a Dios, que Remar es un colectivo de más de 70.000 personas distribuidas en 70 países, que se dedican a ayudar a todo tipo de necesitados y, en especial, a acoger a miles de niños, ancianos y personas en completa debilidad, cubriendo todas sus necesidades, proporcionándoles un hogar, alimentación, vestido, medicamentos, escolaridad, hospitales etc.., dando abundante provisión de alimentos a miles que no viven dentro de las comunidades de REMAR, sino que acuden a los comedores y escuelas, de forma externa, o con ayuda solidaria en las prisiones. 

REMAR construye hogares, escuelas, dispensarios, talleres de formación profesional, desarrolla empresas, contratando especialistas necesarios para su desarrollo. Esta asociación de asociaciones, o fundación, como se la llama en algunos países, no podría existir, ni habría podido ayudar a miles de personas, si no fuera por la decisión libre de sus componentes que han escogido vivir de forma comunitaria.

 Mª del Carmen Jiménez de Díez. 

(Esposa del presidente de REMAR INTERNACIONAL)

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