Descubre cómo el voluntariado puede cambiar tu vida y la de los demás. El testimonio de Sara Figueiredo, una historia inspiradora. 

En un mundo cada vez más individualista, el voluntariado juvenil emerge como una luz de esperanza. Jóvenes de todo el planeta se embarcan en experiencias que les permiten conectar con su lado más humano, desarrollar su potencial y contribuir a un mundo mejor.

La historia de Sara es un ejemplo inspirador del impacto que puede tener el voluntariado en la vida de los jóvenes. Creciendo en un entorno cristiano, siempre sintió un llamado a servir al prójimo. Su anhelo por África la llevó a Mozambique, donde se sumergió en una realidad completamente diferente a la que conocía.

El poder transformador del voluntariado juvenil: La historia de Sara Figueiredo

 

Mi nombre es Sara Figueiredo. Nací en Costa Rica y crecí en América Latina con mis padres y parte de mi infancia la viví allí. Luego, mi adolescencia hasta los 20 años la pasé en Portugal. Siempre me crié en un entorno cristiano, viendo a mis padres servir al prójimo como voluntarios en la ONG REMAR en Guatemala.  Vivía en una casa llena de niños, como 60, y creo que esa experiencia me marcó para siempre.

Desde pequeña, sentí un anhelo por ir a África. Recuerdo que en una reunión de jóvenes en mi iglesia en Portugal, hicimos una cápsula del tiempo. Cada joven decía dónde se veía en un futuro próximo. Yo respondí que me veía en África. Sentía que estaba viviendo dos vidas muy diferentes: una en el colegio y otra en casa. Era la etapa en la que todos empezamos a decidir qué queremos y hacia dónde queremos ir. Mi corazón estaba bastante direccionado hacia el mundo, estaba enamorada de las cosas de un mundo diferente al que vivía en mi día a día.

En mi colegio me ofrecieron una beca para ir a la universidad. Al mismo tiempo, los pastores de mi iglesia me preguntaron si aún tenía el anhelo de ir a África. Yo quería mucho ir a la universidad, pero también quería irme a África. Pasé un año sin saber qué quería hacer con mi vida. La forma en que el Señor respondió a mis oraciones y me dirigió en el camino fue increíble. Un día llegué a casa y les dije a mis padres que quería irme a África.

El país donde me enviaron fue Mozambique, en África austral. Cuando llegué, me dejaron en un cuarto completamente sola. Empecé a llorar muchísimo y me pregunté qué había hecho. El arrepentimiento me invadió de tal forma que en el mismo día en que llegué me quería ir. No tener a mis padres ni a mis amigos, que eran mi apoyo en las buenas y en las malas, fue duro. Pero creo que el Señor me sacó de mi zona de confort y me puso en un lugar donde solo podía depender de Él.

El primer año fue una aventura. África es África, y todo lo que te puedes imaginar que pueda pasar, pues pasa ahí. El pueblo mozambiqueño es muy sumiso y analfabeto, por lo que cree en todo lo que tú le dices. Ahí tienes la oportunidad de hablar de Jesús y predicar el evangelio.

El momento en que sentí que había llegado al lugar correcto fue cuando empecé a ver el antes y el después en lo que nosotros hacíamos con las personas, especialmente con los niños. Cuando ves a un niño llegar completamente desnutrido, triste, sin esperanza, y luego de un tiempo lo ves cambiado, lleno de vida y con un futuro por delante, te das cuenta de que realmente estás haciendo la diferencia.

Realmente me di cuenta de que estaba en el lugar correcto. Viví engañada durante mucho tiempo, pensaba que tenía una relación con el Señor, pero cuando llegué a África me di cuenta de que no era así. La relación con Dios se fue construyendo poco a poco durante mi tiempo en África. Empecé a cambiar y me sentí como una huérfana espiritual. Vivía con tantos huérfanos naturales y yo me sentía en la misma condición.

El voluntariado es algo que nace del corazón. No es algo que te obliguen a hacer, ni algo que haces por obligación. Es algo que nace en ti el deseo de ir y servir. Y luego ves el impacto que tiene, no solo en la persona a la que ayudas, sino también en las personas que te rodean. Se forma una ayuda en cadena. Creo que es importante tener la disposición de querer servir.

Mi experiencia en África me cambió la vida. Aprendí a depender de Dios, a tener una verdadera relación con Él, a servir al prójimo y a valorar lo que realmente importa. 

Estoy agradecida por la oportunidad que tuve de vivir esta experiencia y por el impacto que tuvo en mi vida. Pues como parte del Cuerpo de Cristo es un privilegio ver como Dios nos confía varias funciones en el Cuerpo, como dice en Timoteo 2 “ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”.

Ser joven en un llamado a servir al prójimo es un desafío, pero cuando  sabemos a quien servimos y permanecemos firmes a nuestro llamado, fácilmente nos apartamos de los enredos del mundo y como Soldados nos alistamos de manos abiertas para recibir y para dar lo que el Señor nos demanda.

Una historia inspiradora, el voluntariado juvenil cambia vidas

El voluntariado no solo transformó la vida de los niños que Sara conoció, sino también la suya propia. En África, encontró su verdadera vocación y desarrolló una profunda relación con Dios. Aprendió a valorar lo que realmente importa en la vida y a vivir con un propósito.

La experiencia de Sara es un reflejo del poder transformador del voluntariado juvenil. Los jóvenes que se embarcan en estas experiencias no solo ayudan a los demás, sino que también se enriquecen personal y profesionalmente.

El voluntariado juvenil ofrece una gran variedad de beneficios:

 

  • Desarrollo de valores como la empatía, la solidaridad y la responsabilidad social.
  • Fortalecimiento de la autoestima y la confianza en sí mismo.
  • Adquisición de nuevas habilidades y competencias.
  • Ampliación de la red de contactos y oportunidades.
  • Sensación de satisfacción personal por contribuir a un mundo mejor.

 

Si eres joven y estás buscando una forma de dar un giro a tu vida, el voluntariado es una excelente opción. Te invitamos a explorar las diferentes oportunidades que existen y a embarcarte en una aventura que te cambiará la vida.

Al igual que Sara, tú también puedes convertirte en un agente de cambio positivo en el mundo. El futuro está en tus manos.

¡Únete a REMAR ONG!

La historia de Sara Figueiredo es un ejemplo del poder que tiene el voluntariado juvenil para cambiar vidas. Si eres joven y estás buscando una forma de dar un giro a tu vida, te invitamos a unirte a nuestra organización y embarcarte en una aventura que te marcará para siempre.

En REMAR, creemos que el voluntariado juvenil es una herramienta fundamental para construir un mundo mejor. Por eso, ofrecemos una gran variedad de programas y proyectos en los que puedes participar, tanto en España como en otros países del mundo.

¿Estás listo para dar el paso?

Contacta con nosotros y te informaremos de todas las posibilidades que tenemos para ti.

¡No te pierdas esta oportunidad de cambiar tu vida y cambiar el mundo!