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Voluntarios de Remar Guinea Ecuatorial han visitado una leprosería.

Voluntarios de Remar Guinea Ecuatorial han visitado una leprosería en la ciudad de Bata, cumpliendo así con el mandamiento amar al prójimo, y de visitar a los necesitados, presos o enfermos, mostrando hacia ellos misericordia. En esta visita han podido conocer las necesidades y situación de las personas en tratamiento, y han llevado una donación de artículos que se necesitaban en la leprosería, y que serán de gran ayuda para la mejora en la atención a los pacientes.[/vc_column_text][nd_options_spacer nd_options_height=”25″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/2″][nd_options_image nd_options_align=”center” nd_options_image=”50413″ nd_options_width=”100%”][/vc_column][vc_column width=”1/2″][nd_options_image nd_options_align=”center” nd_options_image=”50411″ nd_options_width=”100%”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][nd_options_spacer nd_options_height=”25″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]La Lepra y leproserías en el mundo.

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica desconocida para muchos en los países desarrollados, pero cada año se detectan un aproximado de 120,000 casos nuevos. Es causada por un bacilo y afecta principalmente los nervios periféricos y la piel. Sus complicaciones más severas son la desfiguración, la ceguera, la deformidad y la discapacidad. En el mundo todavía hay más de 600 leproserías abiertas atendiendo a los enfermos, la mayoría entre la India y algunos países de África.

En las leproserías es fundamental el trabajo de los voluntarios.

Muchas leproserías en el mundo están funcionando gracias al trabajo de voluntarios. En concreto esta de la ciudad de Bata, fue fundada por monjas, y actualmente continúan trabajando en ella dos monjas españolas, además de médicos y personal sanitario guineano.[/vc_column_text][nd_options_spacer nd_options_height=”25″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/3″][nd_options_image nd_options_align=”center” nd_options_image=”50410″ nd_options_width=”100%”][/vc_column][vc_column width=”1/3″][nd_options_image nd_options_align=”center” nd_options_image=”50409″ nd_options_width=”100%”][/vc_column][vc_column width=”1/3″][nd_options_image nd_options_align=”center” nd_options_image=”50408″ nd_options_width=”100%”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][nd_options_spacer nd_options_height=”25″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]La lepra es una enfermedad ancestral, descrita ya en la literatura de las civilizaciones de la antigüedad. A lo largo de la historia, los enfermos de lepra se han visto condenados al ostracismo por sus comunidades y familias. Desde los tiempos bíblicos se menciona esta enfermedad, y la condena al menosprecio que sufrían los enfermos. Jesús fue totalmente diferente. En vez de ahuyentar a los enfermos de lepra, los tocaba y hasta los curaba (Mateo 8:3).[/vc_column_text][nd_options_spacer nd_options_height=”15″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

“Porque tuve hambre, y ustedes Me dieron de comer; tuve sed, y Me dieron de beber; fui extranjero, y Me recibieron;estaba desnudo, y Me vistieron; enfermo, y Me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí.” – Mateo 25: 35
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